Capitulo 12
Gallardo escucho la ultimas saetas plateadas lamer la entrada del edificio. Impactando contra la estructura mientras al chocar gruñían con un estrepito para luego caer yermas con un ruido metálico. Gallardo rememoro con una sonrisa de forma metódica su retirada, aunque para el su huida era todo un triunfo pensaba en la cara que tendría su adorado detective al ver que solo una arma caliente y humeante le esperaba. Ojalá pudiera estar ahí para ver su derrota y su triunfo. Fue dejando atrás el lugar. Entre callejas y caminos de tierra. Como testigos mudos y eternos fueron quedando en la distancia. El aire reverberaba. El buscado tenía el rostro congestionado y sudoroso por el esfuerzo, la tensión y el placer. Su gabardina gris parecía volar por el ritmo presuroso que imprimía su portador. Dentro de media hora habría cumplido la mitad de su trabajo y marcado una distancia prudencial de su perseguidor. Subió una pendiente intentando adivinar el nombre de las callejas de nombres indesc